Cada año, el segundo domingo del mes de noviembre, celebramos el Día Mundial de los Trabalenguas, una fecha divertida para jugar con las palabras y poner a prueba nuestra agilidad verbal. Desde el Departamento de Orientación queríamos celebrar este día porque los trabalenguas no son solo frases graciosas para hacer reír - aunque eso también nos importa - ¡son una herramienta fantástica en el aula para aprender y mejorar la forma de hablar de nuestros niños y niñas!
¿Qué son los trabalenguas y por qué los usamos?
Los trabalenguas son frases o versos construidos con sonidos parecidos, combinaciones difíciles o repeticiones que hacen que al pronunciarlos rápido… ¡nos enredemos! Pero esa dificultad es precisamente su fuerza: nos retan a articular bien, concentrarnos y jugar con el lenguaje.
¿Qué beneficios tienen los trabalenguas en el cole?
Al integrarlos en el aula, los trabalenguas se convierten en herramientas útiles y divertidas. Veamos por qué:
- Mejoran la pronunciación y articulación: Al forzarnos a decir sonidos rápidos o complejos, entrenamos la boca, la lengua y los labios.
- Estimulan la atención, concentración y memoria: Memorizar un trabalenguas, decirlo varias veces rápido, concentrarse… todo ello ejercita la mente.
- Favorecen la confianza y expresión oral: Repetir en voz alta, delante del grupo, reírse de los fallos, animarse a mejorar… fomentan que los alumnos se expresen sin miedo.
- Son versátiles para distintas edades y niveles: Puedes adaptarlos según nivel de dificultad, ¡y también dejar que los alumnos creen los suyos!
- Mejoran la dicción y pronunciación: Ayudan a los peques (¡y no tan peques!) a articular mejor las palabras y a controlar la velocidad al hablar.
Ideas para profes más allá de “decir rápido”
Aquí os compartimos algunas ideas para que esta propuesta se convierta en una experiencia divertida y educativa.
- “Desafío del día”: Elige un trabalenguas y reta a los alumnos a decirlo tres veces sin equivocarse. Registra el “mejor intento” y coloca una línea de “mejores pronunciaciones” en el aula.
- “Crea tu propio trabalenguas”: Por parejas o grupos, los alumnos inventan uno sobre un tema conectado con el cole: la biblioteca, el recreo, el comedor… Luego lo comparten.
- “Teatro de trabalenguas”: Transforma el trabalenguas en pequeño sketch: un alumno lo dice, otro lo imita, otro lo interpreta con gestos. Así además trabajan entonación y expresión corporal.
- “Vídeo o audio de clase”: Graba varios alumnos diciendo sus trabalenguas favoritos o creados por ellos, sube el vídeo a classroom para poder compartirlo como “minutos de voz de la clase”.
- “Tablero de logros”: Cada vez que un alumno mejora su pronunciación o inventa uno nuevo, pon una pegatina en un tablero. Esto motiva al grupo.
No olvides dejar un momento de reflexión compartida que les permite tomar conciencia y control de su propio proceso de aprendizaje y avance.
- ¿Qué sonidos me cuestan más al hablar?
- ¿Por qué al repetir rápido una frase “confundo” la lengua o me trabo?
- ¿Me siento más seguro/a al hablar si sé que puedo intentar varias veces y reírme de los fallos?
- ¿Cómo cambia mi voz cuando lo hago rápido, lento, con volumen bajo, alto?
Desde el Departamento de Orientación queríamos dejar un recurso para poder realizar estas actividades en clase. Adjuntamos en esta misma entrada un documento con diferentes trabalenguas que se pueden trabajar desde las diferentes aulas de primaria. Además, incluimos varios niveles para adaptarnos a cada uno de los alumnos y alumnas.
Los trabalenguas son juegos, sí… pero también son aprendizajes. Son la puerta a que los alumnos descubran que su lengua —su voz— puede entrenarse, divertirse y lucirse. El 10 de noviembre es una fecha ideal para convertir el aula en un escenario de risas, sonidos, retos… y muchos “¡lo he dicho bien!”
¿Te animas a ponerlo en práctica con tu grupo?