Ojalá no hubiera tenido que institucionalizarse el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar pero aquí sigue, robando infancias y quebrando la salud mental de nuestros niños y adolescentes.
Desde el año 2013, cada primer jueves del mes de Noviembre se realiza esta celebración para concienciar sobre este problema mundial al que nos enfrentamos. Fue proclamado por los Estados Miembros de la UNESCO para visibilizar y alzar la voz sobre los miles de niños/niñas y adolescentes en el mundo que sufren a diario esta lacra durante su etapa escolar.
“La violencia escolar en todas sus formas constituye una violación de los derechos a la educación, salud y bienestar de los niños, niñas y adolescentes”, recalca la UNESCO. “La intención es favorecer que se fomenten entornos de aprendizaje seguros, que revisten una gran importancia para la salud, el bienestar y el aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes”, explican.
Este 7 de noviembre de 2024, bajo el lema PROTEGER, EDUCAR, EMPODERAR: LOS Y LAS ESTUDIANTES EXIGEN ESCUELAS SEGURAS E INCLUSIVAS, la conmemoración destaca el papel esencial de la educación para poner fin a la violencia y la importancia de la perspectiva de los/as estudiantes en la elaboración de políticas y prácticas educativas.
La UNESCO hace una llamada a los líderes para que cumplan con sus compromisos y promesas de transformar los entornos de aprendizaje en espacios seguros e inclusivos, donde los niños y las niñas puedan aprender y desarrollarse plenamente.
Tal es la urgencia, que el pasado día 10 de Octubre, el Consejo Escolar de Andalucía organizó, dentro de la estrategia de la prevención del uso inadecuado del móvil en el alumnado, una jornada sobre las conductas de ideación suicida.
Junto a profesionales de la salud, la educación y el testimonio de un padre, participó Ismael Martín, conocido como ANNARCE, autor de una conmovedora canción, que revela su experiencia con el acoso escolar y la ideación suicida.
Esta canción, que tituló “SI HUBIERA HABLADO”, era su carta de suicidio escrita cuando tenía 14 años. En ella, comparte el profundo dolor y aislamiento que sentía a causa del bullying que había sufrido desde los 11 hasta los 16 años.
“Querida mamá, te escribo porque ya no aguanto más.
Sé que mañana tengo clase, pero ya no me verás ni aunque...
Si lees esto, sé que tú ya lo sabrás.
Quiero contarte esta historia antes de ponerle un final...
Verás, todo comenzó con miradas por el pasillo.
Yo sé que soy diferente, pero me llaman pardillo...
Yo sé que soy diferente, pero me llaman pardillo...
Para ellos es una broma, yo por dentro grito y chillo,
pues cada una de sus risas me duelen como cuchillos...”
Hoy es buena ocasión para escuchar con vuestro hijo/a esta canción y hablar, hablar de su experiencia, de su opinión, de sus miedos, de su posible dolor… o del dolor del compañero/a. Solo juntos/as nos haremos fuertes, nos sentiremos seguros/as.
Cada niño/a, cada joven lo merece.